viernes, 1 de enero de 2010

Conferencia de Quino en la Feria Internacional del Libro 2009 en Lima-Perú (Parte 1)


Filmado por Vladimir Velásquez
Transcrito y editado por Gabriel Zárate

Fueron más de diez mil los asistentes a la primera jornada del FIL en julio del 2009 que inauguro Quino, con una conferencia de marco impresionante por el número de asistentes y el entusiasmo del público ante la presencia del mayor humorista hispanoamericano y uno más grandes de los genios de la historieta mundial.

Presentación: Hola que tal. Disculpen por el retraso pero había mucho lio de coches para llegar acá. Les agradezco la paciencia a todos. Estoy muy contento de haber vuelto al Perú, y bueno a la FIL es la primera vez que vengo, se dieron una serie de circunstancias por las cuales no pudimos venir antes y esta vez se hizo realidad este viaje y estoy muy emocionado muy contento y muy conmovido por toda esta cantidad de gente que veo que en su mayoría es gente muy joven y todo este afecto que me brinda el publico de Lima. Les agradezco muchísimo. Gracias.

El origen de la fama: Fue un fenómeno bastante lento. Yo empecé a publicar en el año 54, saquen ustedes la cuenta, cincuenta tantos años de carrera de publicar y Mafalda fueron solo diez años, es una pequeña parte de toda mi producción. No es que uno se vuelve una celebridad, pero ante una prueba de afecto tan numerosa como esta uno dice ¡bueno! Fue una cuestión que se fue dando de a pocos, creo que a partir de los años 68, 69 que empezaron a aparecer los libros publicados. La gente empezó a recortar las páginas que yo publicaba. A alguien se le ocurrió que ya que la gente recortaba esas páginas se empezara a hacer libros con esos dibujos. Y a partir de allí uno fue extendiéndose en el campo de acción, primero fueron Uruguay y Venezuela en América Latina y luego se fueron sumándose todos los demás, y así de a poquitos.

El método de trabajo: Mi manera de trabajar era siempre leer los diarios y escuchar las noticias y comentar en mis dibujos lo que yo veía que le interesaba a la gente, que preocupaba a la gente, que canciones se ponían de moda, de que hablaban estas canciones, para ver qué tema le gustaban al público o no le gustaban sino que interpretaban las rabias que ellos pudieran tener o las preocupaciones y un poco siguiendo esa veta. Si uno solo tampoco hace nada, si no es por los lectores tampoco. También al principio cuando yo empecé a publicar me llegaban cartas contándome los errores que yo había cometido en mis dibujos, uno aprende mucho de su público. Cuando se reciben cartas de lectores que señalan errores uno se da cuenta que antes de dibujar algo se tiene que documentar muy bien de qué es lo que va a lanzar. Hubo un dibujante en Argentina, gran amigo, Oski que me enseño muchísimo sobre la metodología de cómo se debe trabajar, de la moral del trabajo, de cómo uno aunque el diario más pequeñito de provincias le encargara un dibujo, uno se lo debía de tomar como si fuera el New York Times que le estuviera encargando la primera pagina

La formación: Yo estudie dos años en Bellas Artes cometiendo luego el error, error que comete uno a los 15, 16 años, de creerse que no, que para que uno tiene que aprenderse todas esas disciplinas clásicas, cuando total lo que yo quería era hacer dibujos de humor, para qué tener que aprender geometría del espacio, perspectiva, historia del arte, todo eso. Bueno fue una tontería, porque luego todo eso lo tuve que ir aprendiendo, mal y solo, cuando me lo pudieron haber enseñado muy bien. Tuve bastantes discusiones con chicos que me decían que después de Picasso y todo lo el que había hecho en la pintura rompiendo la figura humana, para que había que estudiar a Miguel Ángel. Si Picasso no hubiera estudiado a Miguel Ángel tampoco hubiera sabido donde romper la figura humana. El consejo cuando me dicen ¿qué le recomiendas a los jóvenes que quieren dedicarse a esto? Bueno, que estudien mucho, que vayan a museos, que vean todos los cuadros que puedan, que aprendan toda la historia que puedan, porque cuanto más se enriquece uno culturalmente mas puede darle al resto de la gente y mas goza de la vida y de su propio trabajo también.

El origen de la vocación: Yo me interese por el dibujo a los tres años. Tenía un tío que era dibujante y pintor y una noche que mis padres habían salido, tengo dos hermanos mayores que yo, éramos chiquitos, entonces vino este tío a cuidarnos, en una época en que no había televisión y él se puso a hacer unos dibujos a mis hermanos y a mí para entretenernos Esa noche para mí fue la revelación que de un lápiz pudiera salir, teniendo la habilidad de hacerlo, lo que uno quisiera, desde figuras humanas, paisajes, animales, plantas. El que sabe manejar un lápiz para dibujar y luego, me di cuenta mas más grande, para escribir también uno puede escribir o dibujar lo que se le dé la gana basta aprender a cultivarse, como para emplear ese instrumento para expresar lo que uno quiere expresar. Me quede maravillado viendo dibujar a mi tío, para mí fue una cosa extraordinaria. También se llamaba Joaquín y me crie bastante con él, vivíamos juntos en la misma casa y tuve acceso desde muy pequeño a todo lo que fue lápices, papel, colores, aunque con el color nunca me he llevado muy bien y después en la Argentina de esa época había muchas revistas de humor y que traían mucha información: crítica de cine, artículos periodísticos, ensayos, publicaban cuentos. No sé si eran muy baratas pero en mi casa se compraban cuatro o cinco de esas revistas y ahí veía dibujantes que yo admiraba muchísimo, que me influenciaron y me encaminaron para decir “bueno, yo quiero ser dibujante de humor”. Durante un periodo tuve la duda de ser dibujante de historieta seria o de humor pero bueno me incliné por la parte humorística y luego a los 18 años cayó en mis manos una revista francesa Paris Match donde había dibujantes franceses que hacían humor sin palabras y eso me sedujo mucho también. Entonces toda mi primera producción, antes de ir a recorrer las redacciones de Buenos Aires, fue de hacer mucho humor mudo sin palabras.

Los inicios como dibujante: Me fui a los 18 años a Buenos Aires a probar fortuna porque en mi provincia solo había uno o dos periódicos que publicaban historieta. Inicialmente no me fue muy bien, yo dibujaba mal, mi dibujo era muy pobre por este asunto de no haber seguido la carrera de Bellas Artes con seriedad. Los dibujantes a los que yo admiraba y vivían en Buenos Aires me dijeron: “que las ideas estaban bien, pero que los dibujos me faltaba mucho todavía”. Me volví a Mendoza, hice el servicio militar y volví a Buenos Aires otra vez, con un dibujo un poco mejor también y mi hermano me ayudo durante un tiempo hasta que empecé a publicar y me empezaron a llamar de otros lados. Cuando uno empieza le pagan poco, tuve que dibujar en muchísimas revistas de muy diverso tipo: femeninas, de televisión, de deportes. Eso me sirvió mucho. Era como para un joven médico estar en la guardia de un hospital.

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