martes, 23 de febrero de 2010

Los recomendados: Olimpita, de Hernán Migoya y Joan Marín


Por Gabriel Zárate

Olimpita: Novela Grafica de 150 páginas editada por Norma Editorial de España el 2009 con guión de Hernán Migoya y dibujos de Joan Marín. Obra producida por exclusivo encargo para Nómadas, colección de historietas con tinte social y realista.

Es el retrato costumbrista de la vida cotidiana de Olimpita, una sencilla mujer catalana que trabaja en el mercado La Abacería, en su puesto de venta de pescado, del barrio de Gràcia en Barcelona, sobrellevando una vida gris, monótona, sin mayores horizontes ni expectativa. Atrapada en una nefasta relación sadomasoquista, recibiendo frecuentes golpizas y maltratos por parte de su machista y dominante esposo Carmelo. Su respuesta es la tímida sumisión frente a la reiterada violencia física del marido. Lo más grave es el profundo daño psíquico a su destrozada autoestima. La relación de Carmelo es de un autoritarismo vertical y conservador donde el hombre somete a la mujer e impone su voluntad a golpes. No es gratuito que ellos sean de origen andaluz.

El contexto es una contemporánea Barcelona nacionalista, recibiendo una nueva corriente multiétnica de numerosos y miserables migrantes. Es el mayor fenómeno social de la rica Europa occidental que genera una contundente respuesta xenófoba frente a los extranjeros, sintetizada en el comentario de doña Carmela, trabajadora también del mercado: “Hace 40 años nos invaden los españoles, hace 10 los moros y ahora los latinos y los negros”.

Olimpita en su solitaria desesperación, desprotegida y abandonada de afecto, encuentra desahogo y refugio en un marginal como Ass. Son dos infelices seres que sufren y llevan vidas difíciles por razones distintas. El destino entrecruza sus caminos en una fatídica y adultera relación clandestina.

Ass un ilegal inmigrante africano proveniente de Senegal, que llega a Europa con la ilusión de ganar algo de dinero y es constantemente marginado y rechazado en la obtención de empleo. Nadie le quiere dar trabajo y sobrevive en condiciones paupérrimas, hacinado en una pequeña habitación repleta de otros indocumentados africanos. Casi ingenuo como un niño inocente y aparentemente inofensivo, es retratado como a un hombre primitivo e instintivo que frente a la mujer desconoce la delicada seducción. Fornido y musculoso solo responde exaltado a sus incontenibles impulsos libidinosos, descritos en sus comentarios frente a Olimpita: “Te daré mas placer que nunca”, o refiriéndose a doña Carmela: “Ella me ayuda, yo debía eso”.

Hay una visión obsesivamente fálica de la sexualidad que se impone en las historias narradas: en las curiosas miradas femeninas ante un alto y atlético senegalés al que las mujeres maduras de Barcelona contemplan como a un imponente y monumental príncipe de ébano. En la humorística idea del vigoroso macho semental africano en los diálogos de los aficionados al futbol, amigos de Carmelo y todos hinchas del Barza, que admiran al camerunés Samuel Ett´o y cuyo éxito lo atribuyen a “que aquí las tías están mal folladas”. En la triste despedida de Olimpita, palpando el pene de Ass. Se plasma en la historieta un reiterado discurso falocéntrico, con la elaboración de la mirada sobre el negro con atributos de enérgica superioridad erótica por su poderosa potencia física y una univoca percepción machista de la sexualidad como exclusivamente genital. Incluso el deseo femenino es visto como un mecanismo de evasión para combatir la soledad, la falta de amor: “Esto es mejor que el amor”.

También aparece la imagen del migrante sudaca encarnada en Doris, una mestiza empleada peruana que trabaja en el mercado, mirada con temor y desprecio, por su sensual desenvoltura. Olimpita dirá de ella: “Esas busconas nos quieren quitar los hombres a las de aquí”.

Joan Marín desarrolla un mesurado dibujo expresivo en el grosor del trazo, poblado de silencios y dolor contenido, a la vez pausado en el desarrollo calmado de las acciones, con una deliberada restricción del leguaje que recarga el peso de la historia en el tratamiento visual del relato, lentificándolo para remarcar una casual atmósfera intimista en el suceder diario.

Olimpita se siente acorralada en el feroz miedo ante el inclemente castigo físico e incluso la posibilidad de la muerte. Fatalmente resignada es incapaz de rebelarse. Es una polémica heroína que inicialmente provoca dulce lastima. Imagina posibles salidas audaces a su desgraciado martirio, pero el mortal temor se acaba imponiendo y elige salvarse a cualquier costo, destapando el gélido y siniestro lado oscuro de su ser. Es un libro impresionante por el crudo desenlace de la historia y lo verosímil de los complejos personajes tratados, ajenos a cualquier visión maniquea de la vida. Sujetos deshonestos, que solo optan por sobrevivir empañados de cinismo, que reprimen sus furias, sumidos en una intensa tristeza y en una despiadada soledad. Sometidos ante el sombrío destino que les ha tocado vivir, del cual liberarse resulta desdichadamente imposible.

2 comentarios:

  1. Impresionante la descripción crítica de esta historia , que al leerla así aquí, se revela como indispensable, pero, al ver los dibujos, me aleja de comprarla. Es natural que el artista que dibuja busque hacer un comic novela de autor. Me siento culpable de no ser atraido por el dibujo, resignándome a no comprar este tomo
    H Costa

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  2. Estupenda crítica. Personalmente creo que Olimpita es un cómic buenísimo. El guión es excelente, inteligente y nada simple, con unos caracteres llenos de matices, apoyados en un dibujo que les da más entidad. Suscribo tu estupenda crítica en su mayor parte. Pero en cuanto a la obsesión fálica y tal, yo creo que el autor también juega con una serie de prejuicios de una manera muy inteligente. En cualquier caso, no creo que signifique que el autor está defendiendo una tesis. Está simplemente creando un personaje...

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